TESTAMENTO Pardas soledades de Extremadura, campos segados, olorosos, Viento del Sur. Vine a mí en el viejo tren de la nostalgia. Nadie elige su lugar para nacer, pero yo hoy, desde aquí, quiero hacer mi testamento. Lego mis huesos a un encinar, mi alma al aire Solano que transforma las casas en conventos. Ley del Eterno Retorno, mis ojos en el espejo de un pozo, mi risa, en los canjilones de una noria, mi llanto, en los resecos trigales, y mi pensamiento, en el solitario eucalipto de la puerta de un cortijo. F.G.